El libre acceso a la información es un tema que preocupa -y
mucho- a los gobiernos de todo el mundo. Internet se ha convertido en una
amenaza para muchos estados que luchan por ejercer el control a través de
diferentes herramientas de censura como las que vemos a continuación.
MARTA ÚBEDA· 2 DÍAS ATRÁS 08:11 NOV-2014
El control de la información ha constituido la base del
poder de los estados a lo largo de la historia. Tradicionalmente los gobiernos
han usado diferentes técnicas para el control estatal de los medios de
comunicación, pero con la llegada de la red de redes los sistemas de
censura establecidos comenzaron a tambalearse. Internet proporciona a
cualquier individuo el libre acceso a incontables cantidades de información
proveniente de todos los lugares del mundo. Esto supone una ventaja para los
usuarios pero una auténtica pesadilla para los estados, que consideran
peligroso la inexistencia de bordes geográficos o políticos en la búsqueda de
información a través de Internet.
Existen diferentes formas de censura. Mientras que algunos
países la llevan a cabo de forma
encubierta y bajo leyes supuestamente
democráticas, otros estados ejercen un control de internet mucho más
radical y represivo bajo penas de cárcel y malos tratos para los disidentes
defensores de los derechos humanos y las comunicaciones en internet.
La forma
más directa de censura es la llevada a cabo por los países más autoritarios
como Corea del norte donde, directamente y sin titubeos, se prohibe el acceso a
Internet. Otros gobiernos no prohíben el total acceso a Internet pero sólo
permiten que accedan a él las personas “de confianza” que hayan solicitado
previamente una autorización para hacerlo. Países como Rusia, Singapur o la
India permiten el acceso de los ciudadanos a Internet pero bajo un monitoreo
exhaustivo de sus movimientos y búsquedas. El gobierno de Arabia Saudí
opta por bloquear directamente los sitios web que no son de su agrado.
China es uno de los países que más ha limitado la
libertad de expresión y la búsqueda de información a su población,
hasta el punto de crear un ‘internet paralelo’ completamente aislado del mundo
exterior. Los chinos no tienen acceso a Google, en su lugar tienen el motor de
búsqueda Baidu, al igual que ocurre con Twitter (Waibo), Facebook (Renren) y
Youtube (Youku). Pero debajo de esta densa capa de censura, muchos disidentes
chinos trabajan duro para crear pasadizos secretos que permitan
acceder a la información libre o claves verbales para hablar de temas
tabú como la matanza de Tinanment.
Un tipo de censura diferente es la llevada a cabo por los países
supuestamente democráticos que izan la bandera de la libertad de
expresión. Los gobiernos de estos países quieren también controlar el
flujo de información, pero deben hacerlo a través de una censura encubierta.
Entre ellos está muy generalizado el uso del pretexto de la ‘Seguridad
Nacional’ para pasar por encima de las libertades y derechos de los ciudadanos.
Escudados bajo la defensa de la unidad de la nación estos estados democráticos
crean leyes y propuestas de regulación para usar de forma lícita los softwares
de filtrado que prohíben el acceso a determinadas páginas. Otra estrategia muy
usada por estos gobiernos es el uso de redes de espionaje como Echelon.
El parlamento francés, por ejemplo, aprobó la Ley de Programación Militar que
autoriza la vigilancia de las comunicaciones telefónicas y de internet a tiempo
real sin necesidad de supervisión judicial.
Internet podría ser una fuente inagotable de conocimiento,
pero los gobiernos -asustados por la ausencia de controles fronterizos- buscan
continuamente crear herramientas que les permitan controlar la
información que circula libremente de computadora en computadora.
Marta Úbeda El
Ciudadano
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